jueves, 3 de marzo de 2011

Señor de Litiv

Se lo llevaban y él no sabía a donde. De repente sintió un fuerte golpe en la cabeza y todo se hizo oscuro.
Despertó en medio de la oscuridad, sentía humedad a su alrededor, y además, el olor a moho se lo confirmaba. Intentó moverse, pero su cuerpo se negaba a responder.
Poco a poco, volvió a perder la consciencia, entrando en un torbellino de sueños donde miles de imágenes borrosas sobre su captura se amontonaban en su cabeza.
En medio de uno de esos sueños sintió como se elevaba, después sintió como le dejaban sobre una superficie, algo más mullida que el rocoso suelo donde había yacido semiconsciente durante a saber cuanto tiempo.
Intento abrir lentamente los ojos, y tras parpadear repetidas veces se encontró observando el techo de una pequeña cúpula de cristales azulados. Trató de moverse pero unas fuertes cadenas se lo impidieron. Consiguió alzar la cabeza y alcanzo a ver su magullado cuerpo, desnudo, maltratado. Vio, en la pared de la estancia, la sombra de una persona acercándose por un pasillo lateral, que hasta entonces no había visto.
Un chico de rostro pálido, que hacia contraste con su pelo negro azabache largo, apareció por el pasillo. Vestía de forma extraña, pues llevaba unos pantalones holgados morados oscuros, unas botas negras, al parecer de combate, las cuales le llegaban hasta la espinilla. En su torso lucia una armadura negra, que dejaba al descubierto sus fuertes brazos. Tras el, una oscura capa negra ondeaba haciendo ondulantes sombras en el suelo.
La siguiente visión que tubo le bastó para confirmar que aquel muchacho iba vestido para el combate, al costado de su cintura, en su cadera izquierda, reposaba la espada mas mortífera que el país de Istuv había visto, reconoció la espada, y también a su portador, el terrorífico y mortal Señor de Litiv.
Le impactó comprobar que no era un señor, aquel muchacho a penas tenia 19 años y según las leyendas, había matado a miles de Bardar.
De hecho, una de sus más famosas hazañas, cuenta como en la lucha de las Montañas Perecederas, él solo acabó con una horda de una centena de Bardar. Él, con la ayuda de su legendaria espada Grotix.
Él que era guerrero por familia, jamás había sido capaz de vencer a tantos hombres en un solo día, pues el cansancio y el dolor psíquico de matar a seres vivo le obligaba a descansar.
Litiv avanzó por la oscura caverna, hasta situarse a su lado, tras eso, solo sintió alivio.

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